Dejal@ elegir
Lo ideal para que se sientan a gusto en la mesa es involucrarlos en la elección del menú. Saber qué va a haber en la mesa los organiza y los hace llegar mejor predispuestos a la comida. Nosotros te recomendamos que no le hagas preguntas abiertas como “¿Qué querés comer?” sino que le des para elegir entre dos opciones cerradas: “¿Querés cenar pastel de calabaza y carne o polenta?”, “¿Preferís cenar formitas de pescado o tortilla de espinaca?”
¿Y si cocinan juntos?
Los chicos son pequeños científicos y una buena manera para que se animen a probar sabores nuevos es justamente involucrarlos en el experimento, es decir: invitarlos a cocinar. Ningún niño se resiste a amasar pizza, romper huevos o pelar una mandarina para una rica ensalada de frutas.
Aprender jugando
Hace muchos años se decía que “con la comida no se juega” pero hoy está demostrado que poder manipular los alimentos con la mano y descubrir texturas es un gran aliado para que los chicos terminen comiendo. A los chicos les encanta jugar y explorar y la comida no es la excepción.
Ofrecele distintas texturas
Muchas veces pensamos que no les gusta un alimento pero lo que no les gusta en realidad es una textura determinada. Tené en cuenta que la mayoría de las comidas pueden realizarse con distintas texturas. ¡Probá todo! Que sea pegajoso, con grumos, crujiente, papilla, fácil para comer con la mano.
¿Ya fueron de excursión al supermercado?
Ir con los hij@s al supermercado es maravilloso. Ahí pueden ver la diversidad de comidas y ver qué alimentos nuevos le tientan. Pedile ayuda para poner los productos en el carrito, las frutas en bolsas y pasar todo por la línea de caja. Cuando llegan a la casa también puede ayudarte a guardar los alimentos y ya pueden separar lo que van a usar para preparar la próxima comida.
Explotá al máximo sus comidas preferidas
Si es fanático de la tortilla de papa podés probar agregarle zanahoria o pollo cortado miniatura, si ama los fideos pueden comprar fideos de harina de legumbres, si enloquece por los brownies podés probar reemplazar la harina tradicional por la integral y el chocolate con taza por un buen cacao. La idea es hacer esas comidas que tanto le gustan pero en versión más saludable y sumando nuevos ingredientes.
Todo entra por los ojos
Si ya probaste todo y nada funciona te recomendamos hacer los platos súper divertidos. ¿Te animás a hacer una cara con vegetales?, ¿O usar cortantes de galletitas para darle forma a un panqueque? Poné toda tu creatividad para que el momento de la comida sea una fiesta y tu hij@ quiera ver con qué plato lo sorprendés cada día.
Comida “chatarra” saludable
Si tu hij@ solo quiere comida chatarra podés buscar un montón de ideas en Internet para hacerlas más saludables. Pizza con masa de papa o batata, hamburguesas de lenteja o patitas de pollo rebozadas en semillas son algunas opciones para empezar.
Imitación
Si querés que tu hij@ coma de todo tenés que dar el ejemplo. Ellos nos observan e imitan. No podemos pretender que amen el brócoli si sólo nos ven comer milanesa. Enseñar con el ejemplo es el primer paso para que se animen a probar de todo.
Nunca obligues
Está demostrado que castigarlos por no querer comer un alimento u obligarlos a terminar un plato que no quiere es perjudicial a largo plazo. La idea es que el vínculo que tenga con la comida sea ameno y que sentarse a la mesa sea una fiesta. Te recomendamos tener siempre varias opciones, comer todos juntos y colocar las fuentes en el medio para ver qué desea comer tu hij@ en cada ocasión.